
Pedro desde hace 20 años sufre una enfermedad hereditaria de
riñón. Tenía dos opciones: someterse a diálisis de por vida o realizarse
trasplante.
Dolores, su mujer, decidió donarle uno de sus
riñones para que pudiera seguir con una vida más normal gracias al trasplante. Ella afirma que lo hizo por amor pero, a la vez, por egoismo, por estar más tiempo con su marido, por no estar sola. Dolores explica que su marido nunca le pidió que le donara su
órgano pero ella lo quiso hacer. Ella se sometió a todas las pruebas y averiguaron que era compatible con el
riñón de su marido.
Gracias a esto, Dolores ha conseguido que su marido nunca haya tenido que hacer
diálisis. Y también lo hizo "a parte de por amor por mí porque así yo no estaría sola" explica Dolores.