La radioterapia intraoperatoria es una técnica compleja que se utiliza para el tratamiento del cáncer de mama básicamente y que consiste en irradiar directamente al tumor durante el proceso de la cirugía. El Dr. Benjamí Guix, onco radioterapia y director médico de la Fundació Imor de Barcelona, describe que tras un año de seguimiento y con 30 pacientes tratadas la valoración que realiza del uso de la técnica es muy buena. El especialista remarca en que es muy importante seleccionar bien las pacientes que van a someterse a la radioterapia intraoperatoria.
Ventajas de la técnica
El Dr. Guix describe que en el mismo momento de la operación, cuando el cirujano ha extirpado el tumor, se puede irradiar el lecho quirúrgico. La paciente alarga el tiempo quirúrgico. El tratamiento dura entre 15 y 20 minutos aproximadamente. La radioterapia intraoperatoria tiene la ventaja que es mucho más selectiva y más precisa que cualquier otro tratamiento porque visualizas lo que estás tratando. Además al tratar intraoperatoriamente se evita que se produzca una hiperproliferación de las células del tumor y que las curaciones sean más altas que con otros tratamientos.
Perfil de pacientes
Hay dos perfiles de pacientes candidatas, comenta el Dr. Guix. Por una parte, las pacientes que tienen tumores de menos de 1 centímetro en la mama con bajo riesgo y los ganglios de la axila son negativos. Estas pacientes no requieren ningún otro tratamiento. Y por otro lado, el grupo de pacientes con tumores más agresivos con más de 1 centímetro de diámetro y/o con ganglios positivos. En estas mujeres se puede potenciar el efecto de la radioterapia al ser intraoperatoria y después se protocoliza según el caso quimioterapia o radioterapia externa en el resto de la mama.
La coordinación en el equipo multidisciplinar
Para llevar a cabo la técnica se requiere de un equipo multidisciplinar muy coordinado y con entrenamiento formado por anestesistas, cirujanos, físicos, radioterapeutas… Estar sincronizados es la clave del éxito, afirma el Dr. Guix. Asimismo el especialista comenta que el dolor postquirúrgico es el propio de una intervención. Por el hecho de haber realizado la técnica no hay ni más riesgo de sangrado, ni más dolor ni la cicatriz será mayor. La herida cicatriza en 8-10 días. Las pacientes permanecen 24 horas (una noche) en el hospital y con pocas complicaciones. Para terminar, comenta que la técnica en un inicio se diseñó para tumores de cavidad abdominal como tumores de recto, de páncreas o alguna lesión en el hígado pero después se observó su efectividad también en cáncer de mama.
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