
El doctor Jacobo García-Rojas, especialista en medicina estética y cirugía cosmética del portal Obesidad Plus, explica que la
carboxiterapia es una técnica consistente en la aplicación de CO2 -dióxido de carbono- con el propósito de conseguir una pérdida de grasa. Los candidatos a este tratamiento son todas aquellas personas con una obesidad leve, es decir, aquellas que tengan un
sobrepeso no superior a 10 kilos por encima del peso ideal. Este
sobrepeso se calcula a partir de unas tablas que miden el índice de masa corporal del individuo.
En la
carboxiterapia, mediante una aguja muy fina se inyecta CO2 en zonas localizadas con el objetivo de disminuir el
tejido adiposo o exceso de grasa. Una vez administrado, el
dióxido de carbono producirá una "cascada de reacciones metabólicas que favorecen la lipólisis" así como la eliminación de "los tejidos grasos de antigua y nueva formación", asegura el doctor.
En un
tratamiento estándar, se necesita un promedio de 10 semanas para conseguir los efectos deseados, a razón de dos sesiones semanales. Las cantidades de CO2 inyectadas oscilan entre los 200 y 1000 cm cúbicos. La técnica de la carboxiterapia es segura, afirma García-Rojas.
La administración de dióxido de carbono debe ir acompañada de una
dieta equilibrada que complemente el efecto lipolítico, vasodilatador y diurético del gas. Según García-Rojas, la carboxiterapia se parece a la
mesoterapia en que ambas tienen como finalidad reducir el volumen del tejido adiposo, pero se diferencian en que el tratamiento con CO2 permite incidir en un abanico de zonas más amplio y es algo menos doloroso. Con la carboxiterapia tan sólo puede producirse un
ligero enrojecimiento cuando la sustancia entra en contacto con el cuerpo del paciente, agrega.